AUTOR DEL BLOG DE LA UNIVERSIDAD DE DOGOMKA

Mi foto
El cielo me ha fascinado desde que tuve uso de razón. A los 13 años de edad realicé un trabajo acerca del Sistema Solar en la escuela y gané un premio junto con mis compañeros Juan, Eugenio, Fernando y Modesto, mi tía Paqui me obsequió con mi primer libro de astronomía, escrito por José Comás Solá, estudiando este libro, nace mi vocación por la astronomía. Cada noche salía al campo para identificar y conocer las estrellas, solía llevar conmigo unos binoculares y pasaba largas horas viendo el firmamento. Mi madre me regaló mi primer telescopio. Me formé como matemático y estudié complementos de astronomía posicional y astrofísica teórica, colaboré escribiendo artículos tanto en inglés como en español para tres revistas: «Sky and Telescope» (EE.UU.); «The Astronomer» (R.U.) y «Tribuna de Astronomía» (España) entre 1982 y 1988. Actualmente tengo 60 años y estoy estudiando un posgrado sobre Historia de la Ciencia y la Tecnología, Filosofía de la Ciencia y Lógica en la UNED, estoy prejubilado.

martes, 13 de octubre de 2009

Un perro negro (Monólogo sobre la depresión)


¿Quien no ha conocido a alguien que ha tenido o tiene depresión? ¿Has sufrido alguna vez de depresión? El pasado 10 de octubre fue el DÍA INTERNACIONAL DE LA SALUD MENTAL ¿Sabes que uno de cada cinco ciudadanos padece a lo largo de su vida algún trastorno o enfermedad mental?

Esta es mi historia personal... Tengo un perro negro, es mi yo, deprimido.

Este símil lo he tomado de Matthew Johnstone , un ilustrador australiano que al llegar a la treintena, con una vida en apariencia buena, casado, con dos hijos, trabajaba de dibujante (publicista, ilustrador) que era lo que más le gustaba, estaba muy enamorado, todo iba sobre ruedas... y una madrugada se despertó y se encontró con un perro negro enorme en lo alto.

Las ilustraciones son suyas, pueden acceder a su página web (en inglés) pinchando en el título, ha editado dos libros ilustrados que tratan sobre su depresión y que son: I had a black dog -yo tuve un perro negro- sobre la enfermedad depresiva y Living with a black dog -viviendo con un perro negro- sobre el papel que tiene el cuidador del enfermo y cómo le afecta. Ambos libros están en inglés y no se venden en España, y desde aquí le animo a que lo venda en español y no sólo en España, sino en todos los paises hispanoparlantes, muchas personas necesitan información sobre esta enfermedad.


Aún faltan muchas horas para que llegue el momento de comenzar el día, nos espera una jornada de tantas, hay que levantarse, ducharse, afeitarse, elegir la ropa, vestirse, llevarse consigo lo que necesitamos y comienza la aventura de cada día.



Ya me he despertado, es de noche, noto un enorme pesar en mi alma, estoy triste, abatido, mi vida carece de sentido, todo lo que hago es en vano, echo de menos a esa persona, me he equivocado con aquello que hice o no hice, tenemos tantas ideas negativas, un pensamiento tras otro, no podemos dormir, es una aflicción infinita, si lloramos, no podemos parar. Así es una de las facetas con las que se comienza a sentir uno la depresión.
El perro negro está en lo alto nuestra y no nos deja ni de cambiar la postura...

No recuerdo la primera vez que sentí la tristeza, el dolor... trato de recordarlo, ah sí, sentí que me caía de lo alto de una cama, sentí el impacto de mi cabeza sobre el suelo, sentí que mi abuela me tomaba entre sus brazos...

También recuerdo una vez que comencé a llorar, lloraba y lloraba, no podía dejar de llorar y así estuve hora tras hora, día tras día, tenía tan sólo 14 años de edad, mi llanto fue tan grande que formé océanos nuevos en planetas lejanos, pero el perro negro iba bebiéndose mis lágrimas, aparentemente, su sed era insaciable.

¿Tanto motivo tenía para llorar?

Sí, los tuve, y fueron muy poderosos

¿Qué problema tenía un niño de 14 años que fuera tan irresoluble? Estaba manifestando una enfermedad mental: LA DEPRESIÓN
Ese aislamiento, ese sentimiento profundo de desolación me volcó hacia la lectura de la Sagrada Biblia y a buscar en la contemplación de los cielos estrellados, un consuelo, una amistad en mi gran fe a Dios. Dios-padre, Dios-amigo, Dios-hermano, en definitiva ese consuelo me mantuvo vivo y pude llegar hasta bien entrado los 18 años con la idea de no estar tan solo.
¿A quién podía contarle lo que me sucedía? ¿Quién sería capaz de darme el amor, el cariño, la comprensión, la tolerancia... para ayudarme a no sentirme tan desgraciado como me sentía?


La depresión podía conmigo, hacía de mí un ser devalido, nada podía consolarme, nadie podía cambiar mi actitud y lo peor de todo, comenzaban a rondarme pensamientos suicidas. Ahora acabo de concluir con dos ciclos de profunda depresión, cada uno de ellos ha durado 3 años y han sido prácticamente seguidos, entre los 39 y los 46 años de mi edad. En la fotografía que tengo colgada, tengo 40 años, estoy en Madrid pasando unos días con mi familia, fue mi último viaje con mi mujer y mis hijos, a los dos meses me marché de casa y al año, me divorcié. Han habido muchos malos momentos en mi existencia, de entre todos ellos puedo destacar los siguientes: - El fallecimiento de mi padre, tenía 20 años de edad, el mayor de los hermanos, mi modelo de vida se rompió, tenía que buscar un trabajo que no encontraba y abandoné mis estudios para incorporarme en el servicio militar para terminar con mi obligación y poder buscar empleo, eran tiempos difíciles, 1.984, vivíamos una crisis similar a la actual, mi madre  no obtuvo ninguna paga de viudedad ni orfandad, mi padre no tenía arregladas bien las cosas, llegamos a pasar hambre, mis hermanos menores dejaron el colegio y se echaron a la calle a sobrevivir, calleron en la droga. - Trece años más tarde: El nacimiento de mi hija, tenía 33 años, ella nació bien pero con  infección por citomegalovirus contraído en la sala de partos y  posteriormente por una meningitis que terminó de dejarla discapacitada de por vida con un gran retraso mental. Simultáneamente, mi madre, con 52 años de edad estuvo a punto de morir, sufrió una embolia cerebral que la ha dejado hemipléjica, estuvo cerca de un año hospitalizada y prácticamente desde entonces, su vida quedó definitivamente truncada (y la mía, tambien) - Ocho años más tarde: Mi matrimonio quedó completamente destruido y aunque continué casado no pude remediar tener amantes, me dí cuenta que la homosexualidad me resultaba más gratificante en todos los aspectos, pero... ¿Qué debo hacer ahora? ¿Y mis hijos? Tras estallar una profunda crisis depresiva, sufrí un doble divorcio, de un lado, una mujer, con quien estaba casado, madre de mis hijos y a quien le debía lealtad y respeto, por otro, un hombre, a quien amaba y amé durante ocho años, pero que no deseaba iniciar una vida de pareja conmigo. Y conocí a mi actual pareja, ambos nos enamoramos y decidimos hacer una vida en común... ¿Y entonces, por qué no soy feliz ahora? Porque tengo la siguiente sensación: Parece que he tenido un profundo sueño lleno de pesadillas, de las que no podía despertar, y una mañana me encuentro en otra casa, un hombre a mi lado, un silencio terrible y me pregunto a mí mismo ¿Dónde ha quedado mi vida? TRES DE CADA CUATRO PERSONAS REACCIONAN DE UNA FORMA MUY DISTINTA A LA MÍA, PUES YO REACCIONÉ ENFERMANDO DE DEPRESIÓN.  Afortunadamente, el tratamiento médico me está salvando, tras probar muchos , parece que ahora estoy saliendo adelante. Y es que no hace ninguna falta sufrir esta enfermedad, si nos tomamos unas pastillas y eso nos ayuda a salir adelante ¿Por qué abandonar un tratamiento prescrito por un médico competente? Y eso es lo que me pasó, he intentado varias veces dejarlo, pero, las consecuencias han sido catastróficas, la depresión se adueña de mi vida y lo hace durante meses... La depresión es ese perrazo negro que no te deja en paz, es un perro negro que construye uno mismo: culpabilidad, baja o nula autoestima, sentimientos masoquistas (autolisis), pérdida de expectativas, inmovilidad, bloqueo, achicharramiento, tedio, penuria... todos, sentimientos negativos y destructivos. De cada depresión he aprendido cosas nuevas, he avanzado, he madurado... Pero otras personas avanzan y maduran sin necesidad de enfermar, de sufrir... Ahí radica el problema, cuando llega una encrucijada en la vida, un cambio no deseado, no admitido, como puede ser la pérdida de un ser querido, no aceptar esta nueva situación, nos conduce a un estado de rabia y tristeza que genera la depresión. Es duro vivir así, y sobre todo, cuando mucha gente en quien tu confías, sea tu familia, tu círculo de amigos, tu jefe o compañeros del trabajo, piensan gratuitamente que tienes un morro que te lo pisas... vamos, que la depresión no es una enfermedad... Pero lo es y es tratable. También hay un factor psicológico poderoso, sobre todo en la propia estructura de la personalidad, una persona perfeccionista, detallista, que es obsesiva y hace las cosas de esta manera, buscando una seguridad personal de la que carece o que se pone objetivos y metas inalcanzables, lógicamente, acaba achicharrado... Por ello, además del tratamiento farmacológico es muy importante dejarse aconsejar por una buena terapia psicológica. En mi caso concreto, la mejor terapia, es la siguiente (cuando no estoy deprimido) Buen sexo, buena comida, creatividad, paz, naturaleza, viajes, buena gente y terapias del agua: talasoterapia, sauna, hamam, aguas termales, nado. Y sobre todo... descanso. Cada persona debe de encontrar su momento de felicidad en alguna actividad o acto que le genere ilusión y esté a su alcance. Evitar tensiones psicológicas, relativizar las cosas, y no darle importancia a lo que realmente no merece nuestra atención, si rompemos con esas neuras, tenemos despejados la mitad del camino. Luego, la depresión es educacional... Sí, yo lo creo así, se aprende a tener personalidad depresiva y hay que aprender a romper vicios. También el trabajo físico, cuidar del jardín, bricolage, pintar y practicar deportes (sobre todo, los sociales, los juegos) ayudan bastante. Pero cuando uno está en el ojo del huracán... no hay más remedio que tocar fondo para poder salir, la depresión tiene su tiempo, no podemos acortarlo, y afortunadamente, tampoco alargarlo. Tener paciencia, encomendarse a todos los dioses y sobre todo, pedir ayuda. [Mira quien va a decir esto, quien nunca ha pedido ayuda y se ha tragado solito el marrón]

La person
alidad depresiva se hereda genéticamente y la depresión es un mal funcionamiento de las redes neuronales del cerebro, por eso, debe tratarse a través de un médico competente, ahora, es dar con la clave: el tratamiento adecuado.
Mientras tanto, la táctica de ensayo-error es realmente dura para el paciente y para el terapéuta, pero vale realmente la pena, no nos queda otro camino que recorrer.





Una vez le pregunté a mi madre... "Mamá ¿He sido un niño problemático? ¿Te he dado muchos problemas?" y ella me contestó "El principal problema que me distes es que no me dabas ningún problema"


Cuando Pandora llevaba la caja de todos los males de la humanidad, ésta accidentalmente se le abrió y pudo cerrarla a tiempo diciendo "Menos mal, al menos ha quedado la esperanza en su interior"

Se dice, lo último que se pierde es la esperanza, pero con la depresión, no sólo se pierde la esperanza, sino que se pierde la vida, y lo peor de todo, arrastramos a quienes nos acompañan.

Es muy importante que pensemos (los que sufrimos depresión) en nuestros seres queridos, ellos quedan tocados con nuestra actitud, de hecho, la cara y la mirada es lo primero queda transformado.

La depresión es contagiosa, de ahi, que el cuidador de otro, finalmente puede sufrir de depresión, siempre y cuando tenga una base física (predisposición)

Una buena actitud ante la vida, ser optimistas, tener buen sentido del humor, aprender a querernos (y aceptarnos tal y como somos y no como quisiéramos ser), vivir ilusionados con proyectos reales y realistas, ser creativos, activos, hacer cosas que nos satisfagan y además...





Alejar el pesimismo, las malas noticias, los impactos, lo que nos desagrada, lo negativo, romper con lo que nos hace daño, cuidar nuestra salud física y mental

Todo esto hay que ponerlo en práctica antes de que aparezca el perro negro y se instale a convivir con nosotros, porque la depresión se puede hacer cŕonica y además, te hace perder el interés en tus pequeños proyectos para ser feliz, como ir a izar una cometa... aparece el perrazo y no te deja ser feliz.






El mejor sentido de la vida, es saber disfrutar de cada momento y vivir en el presente. Aprender a encajar las derrotas, aceptar los cambios y tener metas realistas con afán de superación. Ser positivos es hoy en día un reto, pero vale la pena.

2 comentarios:

MONTANA dijo...

Mi experiencia es que cuanto más me preocupo por trabajar y estar siempre metido en alguna actividad productiva menos me puedo sentir deprimido.
A mayor laboriosidad menor depresión.

Saludos y gracias por vuestro blog.

José Antonio Galán Baho dijo...

Estimado Montana: Gracias por tu comentario. La depresión es una enfermedad mental y no está en función del grado de ociosidad de la persona, es más, he conocido personalmente a hombres y mujeres que siendo muy trabajadores y luchadores, han sufrido esta enfermedad, para perder incluso su propio negocio. Un saludo.