AUTOR DEL BLOG DE LA UNIVERSIDAD DE DOGOMKA

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El cielo me ha fascinado desde que tuve uso de razón. A los 13 años de edad realicé un trabajo acerca del Sistema Solar en la escuela y gané un premio junto con mis compañeros Juan, Eugenio, Fernando y Modesto, mi tía Paqui me obsequió con mi primer libro de astronomía, escrito por José Comás Solá, estudiando este libro, nace mi vocación por la astronomía. Cada noche salía al campo para identificar y conocer las estrellas, solía llevar conmigo unos binoculares y pasaba largas horas viendo el firmamento. Mi madre me regaló mi primer telescopio. Me formé como matemático y estudié complementos de astronomía posicional y astrofísica teórica, colaboré escribiendo artículos tanto en inglés como en español para tres revistas: «Sky and Telescope» (EE.UU.); «The Astronomer» (R.U.) y «Tribuna de Astronomía» (España) entre 1982 y 1988. Actualmente tengo 60 años y estoy estudiando un posgrado sobre Historia de la Ciencia y la Tecnología, Filosofía de la Ciencia y Lógica en la UNED, estoy prejubilado.

miércoles, 28 de septiembre de 2011

Mapas, la forma de Iberia y mi amor por Gaia

Iberia, o concretamente, la Península Ibérica, es un territorio cuya forma ha sido y es especialmente sugestiva. En la escuela ves el mapa de tu país cada día, y tuve la suerte, que en mi aula, tenía el mapamundi, y un mapa de cada uno de los continentes, lo que siempre me ha aficionado muy especialmente al mundo de la cartografía, mi especialidad y real vocación.
Cuando tenía 7 años, mi padre me compró mi primer Átlas del Mundo, y lo reconozco, era el mejor de todos los átlas que había en aquella tienda.

Cada día de mi vida dediqué a memorizar todos y cada uno de los mapas, tan obsesionado estuve, que mi padre llegó a guardar el Átlas en un lugar innacesible e incógnito para mí.

Entonces fue cuando comencé a dibujar todo el atlas del mundo, país por país, región por región, todo, absolutamente todo, de memoria y con una precisión que a mis padres les desconcertaba.

Mi amigo Miguel Muñoz Mayorga, mi mejor amigo por aquel entonces, me invitaba cada sábado por la mañana a su casa y allí nos dedicábamos a dibujar y a hacer trabajos creativos con escayola, arcilla, en fín, nos entreteníamos como niños civilizados. Cada sábado, le dibujaba uno o dos mapas y él los fue coleccionando hasta que obtuvo mi primer Átlas.

Ya, con 11 años, sorprendí a mi madre con una naranja, la pelé y le dí la forma de los continentes de la Tierra, con una precisión sorprendente. Aquí pongo la foto con una manzana (es más fácil de esculpir)



Cuando aprendí de memoria todas las banderas del mundo (de ahí, mi gran afición por la vexilología), hice una libreta con todas las banderas. Mi padre hizo un comentario gracioso: "En mis tiempos habían menos banderas".


España  es un territorio de algo más de medio millón de kilómetros cuadrados - 504.645 km² - situado en medio del mapa del mundo (Tomando como referencia el Meridiano de Greenwich o Primer Meridiano). 




Pero me gusta su forma, la llamamos, la piel de toro, quizá porque el toro, sea considerado el animal que nos representa, y además, con un poco de imaginación parece que visto desde el espacio exterior, tiene esa forma.



El toro de Osborne, un anuncio emblemático que situados en las principales carreteras, de un tamaño descomunal, de anunciar coñac ha pasado a convertirse en monumento nacional, desprovistos del logo que tenían, repintados en negro, no se han retirado de sus lugares y forma parte ya del paisaje típico de este país. Porque el toro es considerado emblema nacional de España.

Esta simbología taurina es profundamente mediterránea, pues los cretenses (minóicos) tenían al toro como símbolo de su civilización, así como las civilizaciones del creciente fértil: Babilonia, Asiria y Sumeria.

Se supone que la civilización sumeria fue fundada en los tiempos de Tauro, es decir, cuando el punto vernal estaba situado en esa constelación. Hace aproximadamente 6.444 años, es decir, hacia el año -4.433, que coincide con el renacimiento sumerio, la consolidación como civilización. Consultando libros de historia, los primeros asentamientos sumerios son del milenio sexto o incluso séptimos anteriores a la era común.


Y más que su forma, me gusta la propia Península Ibérica, es decir, la unión de España y Portugal, conocida desde antiguo como Iberia y sus habitantes como los íberos.

Así, muchos niños imaginaban Iberia como un señor, cuya nariz y boca estaban a la altura de Lisboa, mirando hacia América, tierra soñada y muy querida por todos nosotros, los portugueses y los españoles.

Existen otras banderas de España, he aquí, la bandera que se usó en la segunda república española, la franja morada se refiere a las tierras de Castilla. Estéticamente, siempre me ha gustado más "la otra" bandera de España, porque aún a pesar del tiempo transcurrido, muchos siguen sintiendo que hay dos españas, o lo que es lo mismo, que España es bipolar, cuando en realidad hay muchas españas y algunos ilusos como el que escribe, tiene su pensamiento puesto más en la integración que en la desintegración, soy más pro-iberista que pro-nacionalista.


Desde hace una década, tanto los ciudadanos portugueses como los ciudadanos españoles nos estamos mirando los unos a los otros, y nos estamos viendo, que siendo rivales durante más de un milenio (nos repartimos el mundo a través del Tratado de Tordesillas), ahora somos más que países hermanos, una sola identidad nacional y han surgido encuestas que oscilan entre el 20 y el 40 % de ciudadanos -en ambos países- a favor de una integración soberana, pero eso ya está hecho, ambas naciones formamos parte de Europa, pero con un fuerte vínculo por América, entendiéndose como América, desde el Gran México (hoy tierras de los EE.UU.) hasta Tierra del Fuego. De hecho, muchos tratados internacionales y tratos especiales entre Europa e Iberoamérica han sido trabajados laboriosamente y defendidos ante Europa tanto por representantes políticos portugueses como españoles. Han habido hasta concursos para crear la nueva bandera de Iberia, no obstante, aquí os pongo una bandera de Portugal.





Cuando miraba a la Luna creía que era de cristal y ésta reflejaba el mundo, así podía mirar en la Luna dónde estaba España, y la encontraba!!!



Precisamente, la península Ibérica la encontraba entre el Mar de la Fecundidad (Atlántico Irlandés y Cantábrico), el Mar de la Tranquilidad (Atlántico que baña las costas de Portugal) y el Mar del Néctar (Mediterráneo), estas coincidencias, observando un mapa de la Luna, vemos que hay unos montes que coinciden con los Montes Pirineos y en la Luna llevan el mismo nombre (en latín, Pyranaeus).




De esta manera, pasando a conocer otros lugares, causó una gran fascinación, el descubrimiento del mapa de las Islas Británicas (British Isles), su forma contorneada me resultan especialmente atractivas, así como sus banderas, a las que dediqué un par de presentaciones en mis álbumes de fotos de Facebook.







Así, me dí cuenta progresivamente, que amaba el mundo en el que había nacido, he disfrutado muchísimo leyendo sobre Geografía, sobre las razas humanas, las culturas, y ahora, sigo disfrutando también de la historia, aunque reconozco que la historia de la humanidad son historias de guerras y más guerras, prefiero centrarme en ese 2% de la historia que habla de cosas como el origen del arado en Mesopotamia o el descubrimiento del Teorema de Pitágoras. Me gusta más la historia de la ciencia, del pensamiento, de las artes, de la creatividad y de la técnica, antes que la historia política o bélica, que es la que nos enseñaron a clavo ardiendo en las escuelas.

Hoy, la Geografía me ayuda a soñar con países idílicos, sólo existentes en mi alma, pues viajar a esos lugares me produce pavor, cuando leo la prensa.

La historia me ayuda a soñar con tiempos mejores, pero no los hubo.


Sin embargo, dejando la humanidad a un lado, contemplo al planeta Tierra como una auténtica gema en el espacio. Cuando la primera imagen de nuestro planeta surgió en TV, en prensa, y en todo tipo de soportes, se convirtió en un icono social. Los seres humanos nos enamoramos de nuestro planeta.

Qué lástima que no todos los seres humanos sintieran el mismo grado de amor por su planeta que la primera cosmonauta rusa Valentina Tereshkova, cuando pude verla en BBC TV en un reportaje precioso, relatando su experiencia en el espacio, en el primer vuelo de una mujer al espacio en 1.963, hablaba de lo que había descubierto, que la Tierra es hermosa e inspiradora.

Otros cosmonautas y astronáutas también manifestaron su fascinación por la Tierra, no precisamente, por el espacio.

¿Es necesario que todos viajemos al espacio para darnos cuenta de que nuestro hogar es a la vez nuestra madre y lo es todo?

Pues de aquí hemos surgido y aquí permanecerán nuestros átomos mientras exista el universo.

Los griegos llamaban a la Tierra "Gea"   Γεία o en el actual griego moderno Γή que se lee como "Yi", de ahí viene el origen etimológico de muchas palabras que comienzan o tienen entre sus sílabas a GEO.

Muchos pueblos de la antigüedad e incluso catalogados como primitivos, han tenido un sentimiento muy especial al matriarcado, a la fecundidad femenina asociada a la primavera, al despertar de la naturaleza... en definitiva, hay un bagaje cultural común que está latente, de nuestros antepasados, que amaron su mundo, como a su propia madre.

Ese bagaje está comenzando a ser recuperado, pues el despertar se está produciendo lentamente pero en progresión geométrica, cada vez, las personas estamos más concienciadas con el respeto a la naturaleza, al medio ambiente, a las plantas, los animales, en definitiva, estamos aprendiendo a respetarnos incluso a nosotros mísmos, a nuestra propia dignidad como almas pensantes que somos.

La Teoría de Gaia, descubierta por James Lovelock, pero a su vez, recopilatoria de la historia del pensamiento de otras almas inspiradas, es una teoría totalmente científica sobre un principio de interacción biológico a nivel global.


Lovelock fue un gran genio, que tras pasar por la NASA y llegar a la conclusión, tras conocer la composición química de la atmósfera del planeta Marte, a través del análisis de la luz y por métodos espectrográficos, teletérmicos y otros a su alcance, se dio cuenta que la atmósfera marciana era "inerte" que carece del don, de la dinámica de nuestra atmósfera, que es completamente viva, que cambia su composición, porque hay un medio biológico que alimenta el oxígeno, otro -la humanidad y en segundo lugar, el ganado vacuno- alimentan el óxido de carbono y el metano (gases de efecto invernadero) y llegó a la conclusión que "Marte carece de vida, al menos, como nosotros entendemos qué es la vida" y ese descubrimiento lo hizo en los años 60, antes de que EE.UU. llegase a la Luna en sus misiones Apolo. Por esa lucidez, fue condenado al ostracismo, no de forma directa, si, a través de una rescisión contractual.

Lovelock también se inspiró en uno de los padres de la Geología moderna, el escocés, James Hutton, quien demostró ser un científico naturalista de primer orden, fue un gran amigo de un antepasado de Maxwell, quien hizo uno de los mejores descubrimientos de todos los tiempos: el electromagnetismo.

Hutton también se refería a la Tierra, como la Madre.

Y los indios norteamericanos, los tuareg, los celtas...

Hoy, más que nunca, es necesario reconocernos como parte de la naturaleza y estamos especialmente obligados (moral y éticamente) a recomponer el mundo para el bien futuro de los herederos (si es que quedáse alguno).

Necesitamos estudiantes de Ciencias Ambientales, Ingenieros, Físicos, Químicos, Biológos... científicos y técnicos en general que trabajen en proyectos relacionados con la defensa y reconstitución de la naturaleza, así como la creación de nuevas formas industriales que sean sostenibles, a través de la reducción total y absoluta de emisiones de tóxicos, venenos, vertidos.

Tenemos menos de un siglo para acometer esta grandiosa tarea.

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