AUTOR DEL BLOG DE LA UNIVERSIDAD DE DOGOMKA

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El cielo me ha fascinado desde que tuve uso de razón. A los 13 años de edad realicé un trabajo acerca del Sistema Solar en la escuela y gané un premio junto con mis compañeros Juan, Eugenio, Fernando y Modesto, mi tía Paqui me obsequió con mi primer libro de astronomía, escrito por José Comás Solá, estudiando este libro, nace mi vocación por la astronomía. Cada noche salía al campo para identificar y conocer las estrellas, solía llevar conmigo unos binoculares y pasaba largas horas viendo el firmamento. Mi madre me regaló mi primer telescopio. Me formé como matemático y estudié complementos de astronomía posicional y astrofísica teórica, colaboré escribiendo artículos tanto en inglés como en español para tres revistas: «Sky and Telescope» (EE.UU.); «The Astronomer» (R.U.) y «Tribuna de Astronomía» (España) entre 1982 y 1988. Actualmente tengo 60 años y estoy estudiando un posgrado sobre Historia de la Ciencia y la Tecnología, Filosofía de la Ciencia y Lógica en la UNED, estoy prejubilado.

lunes, 23 de julio de 2012

Una visión diferente de la espiritualidad

por Urielis Stellarum 

Lunes 23 de Julio de 2012


        Siempre se nos habló de la espiritualidad como algo basado en una visión humana e incluso quijotesca, llena de cosas de aquí y allá, creencias y dichos indiscutibles e incomprobables, en conclusión: es como algo mecánico.

     Desde mi experiencia como estudiante de metafísica, de maestros actuales en el Zen moderno, así como los autores clásicos (Sócrates, Platón, Aristóteles), he podido comprobar el descuido del pensamiento así como la visualización en la oración en los rituales religiosos.

       Una presentación correcta de una oración no puede ser una mezcla de conformismo y duda con sólo una pizca de fe. En nuestro diario devenir, dudamos entre la confianza y la duda en un extraño zigzag de incertidumbres, o peor aún, programando a través de nuestro pensamiento, aun sabiendo con firme certeza que “somos lo que pensamos”.

       Si volvemos la mirada hacia nuestro pasado notaremos que aquello que hemos alcanzado, malo o bueno, ha sido consecuencia de un pensamiento que ha estado por mucho tiempo en nuestra mente. 

 

     Un ejemplo sería el lenguaje: hemos querido aprender griego, lo primero que ha sucedido es el “pensamiento de deseo, de querer”, la respuesta a nuestro pensamiento ha sido la presentación ante nuestros ojos de la oportunidad de estudiarlo, pero aún así, ha quedado ante nosotros la acción que dará forma definitiva a nuestro logro, lo que en la antigüedad fue llamado “fiat”, “amen”, “permitir”, “allow”, “hágase”, etc. NO ES SOLO UNA PALABRA, es una poderosa acción, acción de pensamiento, pero lamentablemente, la mayoría de las religiones nos enseñan “pensamientos obedientes y resignados”.

             Uno de los secretos mejor guardados en los textos espirituales mas antiguos ha sido siempre el poder del “hágase”, se nos cerro durante mucho tiempo este conocimiento, el “poder del pensar”, mas allá de la causa y el efecto, mas allá del encadenado y servil “ora et labora”, está el poder de la visualización: tu visión decide cómo estás respecto a tu entorno, en armonía o en desarmonía, aunque la frase “tu visión” parece ser muy subjetiva, tu respuesta al entorno “decide” si tienes control sobre tu realidad o contrariamente si el entorno tiene poder sobre ti. Ya se nos enseño en el pasado el poder de la visualización:

             “La lámpara del cuerpo es el ojo; pues si tu ojo está sano, también todo tu cuerpo será resplandeciente; pero si esta enfermo, también tu cuerpo será tenebroso.”

(Lucas 11:35)

 

       Si sustituimos la palabra “sano” por “positivo u optimista” y la palabra “enfermo” por “negativo o pesimista” entenderemos que nada es completamente negativo ni  positivo, y que el buen visualizador es aquel capaz de “acoplarse” a la parte positiva  de lo que se “muestra” para materializar realizando su deseo.

 

    Es imposible “no crear” desde este sentido, vamos transitando rutas que plasmamos guiados por nuestros pensamientos en nuestro cerebro, somos absolutamente responsables de lo tarde o temprano que alcanzamos nuestras metas, somos escritores de nuestro guión y también actores inconscientes de él, entonces queda claro que el tren de nuestra mente nos llevará por la ruta de nuestro pensamiento hasta la estación que elijamos imaginar.

 

1 comentario:

José Antonio Galán Baho dijo...

Colaborador: Luis José Urpin Máita (Uriellis Stellarum)